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jueves, 22 de junio de 2017

La Revolución de Mayo - Parte II - Cuestionamientos a la autoridad de Cisneros - El Monopolio Español

La Revolución de Mayo - Parte II
Cuestionamientos a la autoridad de Cisneros  - El Monopolio Español



Cuestionamiento a la autoridad de Cisneros

La autoridad del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros (1756-1829), era cuestionada por la desaparición de las autoridades que le habían conferido el poder.
Cisneros fue nombrado para reemplazar al virrey Santiago de Liniers, y cuestionado desde antes de asumir en junio de 1809.
Pese a las restricciones a la difusión de información que había impuesto España, en la península y colonias, finalmente todo se sabía. No solo se había impuesto en la sociedad de la época, el contrabando de mercaderías, sino también el contrabando de información.
La noticia de la caída de Junta Central de Sevilla, último reducto del poder español, se conoció en Buenos Aires el 13 de mayo de 1810. España amenazaba con su balcanización. Las autoridades que le habían conferido el poder a Baltasar Hidalgo de Cisneros, ya no existían.
El virrey interpretó el movimiento popular de Chuquisaca y La Paz, como un accionar subversivo en contra de la península y decretó una brutal represión. Causando centenares de muertos, heridos y torturados.
Cisneros imaginó equivocadamente, que, aunque el reino de los Reyes Católicos dejara de existir temporalmente en España, seguiría controlando las colonias. El plan consistía en mantener el gobierno provisionalmente, hasta que los cuatro virreinatos en América, acordasen la convocatoria de las Cortes para elegir en ella una regencia soberana.

Rebelión contra el monopolio económico español

El dominio económico español, había impedido el libre comercio, entre las colonias, y con otros países
Durante las primeras décadas de la colonización española, la extraordinaria riqueza generada por el Cerro Rico de Potosí, sólo podía salir rumbo a España por el puerto de Lima.
España funcionaba como intermediario de los productos del mercado europeo, encareciendo los precios. Los productos procedentes del viejo mundo, desembarcaban en Lima y luego de un largo periplo terrestre con múltiples distribuidores, las mercaderías llegaban el sur.
Esta política de aislamiento comercial persistió hasta 1776-1778, en que un real decreto de Carlos III, incluye el libre comercio entre Buenos Aires, Chile y Perú con la metrópoli.
Sin embargo, el excedente de las exportaciones a España de los frutos del país, era considerable y no se podía exportar a otras potencias. La clausura del puerto de Buenos Aires, incentivó el contrabando y detuvo el crecimiento económico de las colonias.
Para 1809 el comercio con España estaba prácticamente paralizado, a causa de la invasión Napoleónica.
Esta circunstancia era un incentivo, para los grupos de comerciantes y autoridades que lucraban con el contrabando. Uno de sus miembros más representativos fue Martín de Álzaga, a quien el libre comercio con Inglaterra perjudicaría. En tanto, por otro lado, aumentaba la presión de los exportadores de cueros de comerciar directamente con Inglaterra.
Cisneros estaba acosado por la falta de recursos económicos. Entonces Mariano Moreno (1778-1811), joven abogado, presentó al virrey un informe sobre la situación económica de la región y la conveniencia del libre comercio. Este informe fue conocido como La representación de los hacendados y labradores, y se divulgó, aunque el virrey tratara de impedir su difusión.
Finalmente, Cisneros optó por replicar la solución que había implementado la Junta Central de Sevilla, el 14 de enero de 1809. Por esta medida, se abrían los mercados españoles de la península y las colonias, a las mercaderías inglesas. El 6 de noviembre de 1809, firmó el Reglamento de Libre Comercio, que beneficiaba exclusivamente a las naves y comerciantes británicos.
Cuatro meses después, en febrero de 1810, se comprueba que gracias a la apertura de los puertos se recompusieron las rentas virreinales, deterioradas durante la pésima gestión de Liniers.
Pero, la libertad de comercio, perjudicaba a los sectores españoles más conservadores. Entre ellos que se encontraban, poderosos monopolistas contrabandistas -como Martín de Álzaga y José Martínez de Hoz- capases de ofrecer apoyo político. Por esta razón, Cisneros optó por derogar el decreto.
Pero los ingleses insistieron en su carácter de aliados de España, y el virrey les ofreció cuatro meses más, para continuar con su negocio. Coincidentemente el plazo vencía el 19 de mayo de 1810, la semana de la revolución.

Videos:
"Algo Habrán Hecho... Por la Historia Argentina" - Capítulo I
https://youtu.be/shorzsOGBZA  

 Ver La Historia - Capítulo 1: El pueblo en armas (1806-1820)”


https://www.youtube.com/watch?v=aqEDd6TRi6c 

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