Cuestionamientos a la autoridad de Cisneros - El Monopolio Español
Cuestionamiento a la autoridad de Cisneros
La autoridad del virrey Baltasar Hidalgo de
Cisneros (1756-1829), era cuestionada por la desaparición de las autoridades
que le habían conferido el poder.
Cisneros fue nombrado para reemplazar al
virrey Santiago de Liniers, y cuestionado desde antes de asumir en junio de
1809.
Pese a las restricciones a la difusión de
información que había impuesto España, en la península y colonias, finalmente
todo se sabía. No solo se había impuesto en la sociedad de la época, el
contrabando de mercaderías, sino también el contrabando de información.
La noticia de la caída de Junta Central de
Sevilla, último reducto del poder español, se conoció en Buenos Aires el 13 de
mayo de 1810. España amenazaba con su balcanización. Las autoridades que le
habían conferido el poder a Baltasar Hidalgo de Cisneros, ya no existían.
El virrey interpretó el movimiento popular de
Chuquisaca y La Paz, como un accionar subversivo en contra de la península y
decretó una brutal represión. Causando centenares de muertos, heridos y
torturados.
Cisneros imaginó equivocadamente, que, aunque
el reino de los Reyes Católicos dejara de existir temporalmente en España,
seguiría controlando las colonias. El plan consistía en mantener el gobierno
provisionalmente, hasta que los cuatro virreinatos en América, acordasen la
convocatoria de las Cortes para elegir en ella una regencia soberana.
Rebelión contra el monopolio económico español
El dominio económico español, había impedido
el libre comercio, entre las colonias, y con otros países
Durante las primeras décadas de la
colonización española, la extraordinaria riqueza generada por el Cerro Rico de
Potosí, sólo podía salir rumbo a España por el puerto de Lima.
España funcionaba como intermediario de los
productos del mercado europeo, encareciendo los precios. Los productos
procedentes del viejo mundo, desembarcaban en Lima y luego de un largo periplo
terrestre con múltiples distribuidores, las mercaderías llegaban el sur.
Esta política de aislamiento comercial
persistió hasta 1776-1778, en que un real decreto de Carlos III, incluye el
libre comercio entre Buenos Aires, Chile y Perú con la metrópoli.
Sin embargo, el excedente de las
exportaciones a España de los frutos del país, era considerable y no se podía
exportar a otras potencias. La clausura del puerto de Buenos Aires, incentivó
el contrabando y detuvo el crecimiento económico de las colonias.
Para 1809 el comercio con España estaba
prácticamente paralizado, a causa de la invasión Napoleónica.
Esta circunstancia era un incentivo, para los
grupos de comerciantes y autoridades que lucraban con el contrabando. Uno de
sus miembros más representativos fue Martín de Álzaga, a quien el libre
comercio con Inglaterra perjudicaría. En tanto, por otro lado, aumentaba la
presión de los exportadores de cueros de comerciar directamente con Inglaterra.
Cisneros estaba acosado por la falta de
recursos económicos. Entonces Mariano Moreno (1778-1811), joven abogado,
presentó al virrey un informe sobre la situación económica de la región y la
conveniencia del libre comercio. Este informe fue conocido como La representación de los hacendados y
labradores, y se divulgó, aunque el virrey tratara de impedir su
difusión.
Finalmente, Cisneros optó por replicar la
solución que había implementado la Junta Central de Sevilla, el 14 de enero de
1809. Por esta medida, se abrían los mercados españoles de la península y las
colonias, a las mercaderías inglesas. El 6 de noviembre de 1809, firmó el
Reglamento de Libre Comercio, que beneficiaba exclusivamente a las naves y comerciantes
británicos.
Cuatro meses después, en febrero de 1810, se
comprueba que gracias a la apertura de los puertos se recompusieron las rentas
virreinales, deterioradas durante la pésima gestión de Liniers.
Pero, la libertad de comercio, perjudicaba a
los sectores españoles más conservadores. Entre ellos que se encontraban,
poderosos monopolistas contrabandistas -como Martín de Álzaga y José Martínez
de Hoz- capases de ofrecer apoyo político. Por esta razón, Cisneros optó por
derogar el decreto.
Pero los ingleses insistieron en su carácter
de aliados de España, y el virrey les ofreció cuatro meses más, para continuar
con su negocio. Coincidentemente el plazo vencía el 19 de mayo de 1810, la
semana de la revolución.
Videos:
"Algo Habrán Hecho... Por la Historia Argentina" - Capítulo I
https://youtu.be/shorzsOGBZA
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